Tiempo Ordinario
Ahora damos gracias todos a nuestro Dios, con el corazón, las manos y las voces. Quien cosas maravillosas ha hecho, en quien el mundo se regocija.
Martin Rinkart, «Ahora Gracias a Todos Nuestro Dios»
Señor, cambia nuestras circunstancias a mejor, ¡como arroyos secos en el desierto! Que los que siembran con lágrimas recojan la cosecha con gritos de alegría. Deja que los que salen llorando y cargando su semilla vuelvan a casa con gritos de alegría, llevando fardos de grano.
Salmo 126:4-6
Las fiestas pueden ser a la vez alegres y difíciles para muchas personas. Hay alegría en estar juntos y también dificultad en estarlo. Hay recuerdos de los que ya no están presentes y de los que desearías que estuvieran. Con tanta variedad de emociones, puede resultar difícil dar las gracias durante esta época. Los primeros versículos del Salmo 126 expresan el profundo sentimiento de alegría del salmista. En nuestros versículos de hoy, terminamos su historia. Incluso con toda la alegría y la risa del mundo, sigue habiendo problemas reales a los que se enfrenta el pueblo de Dios. El salmista mantiene unidas estas cosas. Llorarás y gritarás de alegría. Es ambos/y. En estas fiestas de ambos/y, compartamos nuestra alegría y nuestra risa Y compartamos también nuestras luchas y nuestra tristeza. En el ambos/y podemos estar agradecidos por un Dios que puede contener tanto nuestra alegría como nuestra tristeza.
Justin Sizemore
Pregunta para reflexionar: ¿Qué te resulta difícil en esta estación?
Dios de la alegría y de la tristeza, gracias por sostener siempre ambos extremos con nosotros. Gracias por reír con nosotros y también por llorar con nosotros.
Amén.
Da gracias por el pasado y sabe que Dios estuvo contigo.
Da gracias por el hoy y sabe que Dios está contigo ahora.
Da gracias por el mañana y sabe que Dios estará contigo todavía.