Tiempo Ordinario

pausa

Mira a tu alrededor, siente la brisa y experimenta el calor amoroso de Dios

escucha

Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso debemos seguir firmes en la fe que profesamos. Pues nuestro Sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; sólo que él jamás pecó. Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.

Hebreos 4:14-16

piensa

¿Te sientes abrumado, cansado y sin fuerzas? ¿Piensas que has agotado todos los recursos? ¿Has considerado rendirte? Estas son preguntas que frecuentemente vienen a nuestra mente. Pero ¿sabes algo? El sentirnos así o pensar de esa manera es parte de nuestra naturaleza como personas. No pienses que eres menos que nadie por experimentar en ocasiones estos pensamientos. En nuestro caminar, van a ver momentos en que desearemos rendirnos. A tu vida llegará la frustración y el desánimo. Incluso, veremos como otros y otras no nos comprende.

No obstante, hay uno que comprende nuestra debilidad; Dios. El Señor conoce muy bien tu quebranto porque vivió exactamente lo que tú y yo hemos vivido. Pero no sólo eso, sino que hoy te invita a que pongas tu confianza y descanses en Él. Jesús quiere sanarte. El quiere que te deposites en Él para renovar tus fuerzas y puedas seguir caminando.

Pregunta para reflexión: ¿En quién estoy depositando mi confianza?

Ora

En los momentos que mis fuerzas ya no dan, descanso en ti, oh, Señor. Renuévame y restáurame. Amén.

Ve

Levántate y camina. No estás solo, ni sola. Dios es. Dios está