Tiempo Ordinario

pausa

Dios sueña con preparar banquetes, secar lágrimas, proporcionar una vida significativa y abundante, y hacer nuevas todas las cosas. Ése es el sueño que Dios nos invita a compartir, ¡un sueño que ya se está haciendo realidad!

escucha

Ama al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con todo tu ser y con todas tus fuerzas. Estas palabras que hoy te ordeno deben estar siempre en tu mente. Recítaselas a tus hijos. Háblales de ellos cuando estéis sentados en casa y cuando estéis fuera, cuando estéis tumbados y cuando os levantéis. Átatelas en la mano como señal. Deben estar en tu frente como símbolo. Escríbelas en los marcos de las puertas de tu casa y en las puertas de tu ciudad.

Deuteronomio 6:5-9

piensa

Existen algunos métodos específicos y táctiles que podemos imaginar para ayudarnos a mantener la palabra de Dios en nuestra mente. Para los creyentes del pasado y del presente, envolverse porciones de las Escrituras en el brazo y la frente o marcarlas en la puerta han sido formas de reforzar su fe. Aunque puede que no llegue al mismo nivel, me pregunto si a veces intentamos hacer lo mismo hoy en día, con fragmentos de la palabra de Dios colocados estratégicamente en tazas de café, camisetas o botellas de agua. Por mucho que me gusten todas estas sugerencias, me atrae aún más la idea de compartir simplemente el amor de Dios por nosotros -y nuestro amor por Dios-, como sugiere este pasaje. ¿Y si nos tomáramos en serio la sugerencia de “tener siempre presente el amor de Dios”, de transmitirlo de persona a persona, de generación en generación? Imagina empezar y terminar el día pensando en el amor de Dios o encontrar momentos para hablar de la fidelidad de Dios en tu círculo de amigos, tanto en casa como fuera de ella.

Peter Hanson

Pregunta para ponderar:

¿De qué maneras te gusta que te recuerden la presencia de Dios en tu vida cotidiana?

Ora

Oh Señor Dios, ayúdame a mantener tu palabra en mi mente, en mis palabras y en mis acciones. Que todas mis idas y venidas vayan acompañadas de un recuerdo de tu amor.

Amén.

Ve

Como amado de Dios, estás invitado a compartir el sueño de Dios para el futuro, lleno de felicidad y esperanza, justicia y alegría. ¡El sueño de Dios ya se está haciendo realidad!