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Ahora abre los oídos de tu corazón para escuchar la voz de Dios.
Ámense sinceramente unos a otros. Aborrezcan lo malo y apéguense a lo bueno. Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y respetándose mutuamente. Esfuércense, no sean perezosos y sirvan al Señor con corazón ferviente. Vivan alegres por la esperanza que tienen; soporten con valor los sufrimientos; no dejen nunca de orar. Hagan suyas las necesidades del pueblo santo; reciban bien a quienes los visitan. Bendigan a quienes los persiguen. Bendíganlos y no los maldigan. Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran. Vivan en armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino pónganse al nivel de los humildes. No presuman de sabios. No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos.
Romanos 12:9-17
“Haz el bien y no mires a quien” es una frase muy popular que solía utilizar un presentador de un programa de televisión, y que la gente repetía como loros sin saber en realidad el poderoso significado de ella. Si somos honestos “hacer el bien” no es fácil, sobre todo si eso nos aleja de ser populares y buena onda, porque quizás pensamos que no vamos a encajar en el circulo que nos rodea. Pero en la Escritura de hoy, el apóstol Pablo nos anima a practicar la bondad, el respeto, la hospitalidad, la justicia, la humildad, la compasión, la empatía y el amor; buscando siempre hacer el bien a todos. Nadie dijo que era fácil, pero con la ayuda de Dios, y la guía del Espíritu Santo es completamente posible.
Mariely Gutierrez
Pregunta de reflexión: ¿Puedes practicar un acto de bondad y empatía hoy con algún desconocido?
Dios de amor y misericordia reconozco que no siempre hago el bien que quisiera. Ayúdame a acercarme más a ti y llenarme de la fuente de tu amor y bondad, para extenderlos a otros. Amén.
Ve en paz reconociendo que el amor de Dios es suficiente.
Ve confiando que Cristo es tu fiel amigo.
Ve brillando con la luz del Espíritu Santo.