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Ahora abre los oídos de tu corazón para escuchar la voz de Dios.
Si alguno cree ser religioso, pero no sabe poner freno a su lengua, se engaña a sí mismo y su religión no sirve de nada. La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es ésta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y no mancharse con la maldad del mundo.
Santiago 1:26-27
Un padre acompañó a su hija a comprar unas zapatillas de ballet, y mientras esperaba que la niña se midiera los zapatos, quiso ser amable con una empleada de la tienda, y con una sonrisa en su rostro le preguntó “¿Es hembra o varón?” a lo que la empleada, con cara de asombro y de no muy buenos amigos, le respondió “no estoy embarazada”. El padre muy avergonzado pago rápidamente los zapatos, agarró a su hija por la mano y salió apresurado de aquella tienda escapando de aquella situación bochornosa. Cuántos de nosotros hemos caído en situaciones similares, donde no hemos puesto freno a nuestra lengua, sino que queriendo o sin querer hablamos basado en nuestros propios juicios. El padre de la historia no tuvo una intención aparente de ofender, pero su juicio lo llevó a una conclusión que tendría un final inesperado.
En la escritura de hoy el apóstol Santiago nos aconseja a frenar nuestra lengua y más bien a actuar en pro del necesitado; quizás así podemos inspirar a otros para hacer lo mismo.
Mariely Gutierrez
Pregunta de reflexión: Has tenido situaciones en las que tus palabras te han metido en problemas ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo lo puedes hacer diferente la próxima vez?
Dios, en este día, ayúdame a ser generoso y compasivo con quienes me rodean. Dame el valor para amar y servir a otros. Amén.
Ve en paz reconociendo que el amor de Dios es suficiente.
Ve confiando que Cristo es tu fiel amigo.
Ve brillando con la luz del Espíritu Santo.