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Ahora abre los oídos de tu corazón para escuchar la voz de Dios.
Señor,
¿quién puede residir en tu santuario?,
¿quién puede habitar en tu santo monte?
Sólo el que vive sin tacha y practica la justicia;
el que dice la verdad de todo corazón;
el que no habla mal de nadie;
el que no hace daño a su amigo
ni ofende a su vecino.
Salmos 15:1-3
Cuando Samuel (1Sam.16), guiado por Dios, fue a buscar el sustituto de Saúl para proclamar al nuevo rey de Israel, se confundió al ver a Eliab, uno de los hijos de Jesé, porque por su apariencia grande y fuerte parecía tener las características perfectas para ser un rey; sin embargo, Dios le dijo “¡Hey! No te dejes llevar por las apariencias, porque yo me fijo en el corazón”; al final terminó eligiendo al inimaginable joven David; quien luego escribió, entre otros, el Salmo 15 donde nos inspira a “decir la verdad de todo corazón”. Y es precisamente allí, en nuestro interior, donde no hay apariencias, donde se encuentran los pensamientos y las intenciones; que luego toman forma al salir a través de nuestra voz.
Hoy Dios nos anima a examinar primero nuestro corazón, luego levantar nuestra voz, para proclamar palabras de justicia y verdad, con amor y respeto.
Mariely Gutierrez
Pregunta de reflexión: ¿Me estoy dejando llevar por las apariencias? Luego pide a Dios sabiduría para hablar sin temor.
Dios, tu conoces las intenciones de mi corazón, te ruego que me guíes siempre para hablar a otros con el mismo amor que me hablas a mí. Amén.
Ve en paz reconociendo que el amor de Dios es suficiente.
Ve confiando que Cristo es tu fiel amigo.
Ve brillando con la luz del Espíritu Santo.