Tiempo Ordinario

pausa

Tener fe es confiarse al agua. Cuando nadas, no te agarras al agua, porque si lo haces te hundirás y te ahogarás. En lugar de eso, te relajas y flotas.

Alan Watts, La esencia de Alan Watts

escucha

Más tarde, al atardecer, Jesús les dijo: «Crucemos al otro lado del lago». Dejaron a la multitud y le llevaron en la barca tal como estaba. Otras embarcaciones les siguieron.

Se levantaron vientos huracanados y las olas chocaron contra la barca, de modo que ésta quedó anegada. Pero Jesús estaba en la parte trasera de la barca, durmiendo sobre una almohada. Le despertaron y le dijeron: «Maestro, ¿no te importa que nos estemos ahogando?».

Marcos 4:35-38

piensa

Al crecer en Florida, estábamos mucho tiempo en el agua. Para mí, el agua es un lugar tranquilizador. Pero hay una razón por la que muchos temen las aguas abiertas. Las cosas pueden cambiar muy deprisa.

Recuerdo un sábado en el que mi madre tuvo la valentía de aceptar llevarme a mí, a mis dos hermanos y a dos de nuestros amigos (¡eso es una alta proporción de niños por madre!) en el barco ella sola. Cuando nos fuimos, el cielo estaba azul y los pájaros volaban despreocupados. Casi tan rápido como pudimos devorar todos nuestros tentempiés para el barco, el cielo pasó de azul a negro, los vientos empezaron a arreciar y el barco fue zarandeado violentamente por las crecientes olas. Es el primer recuerdo que tengo de mi madre realmente asustada, lo que me hizo saber lo serias y aterradoras que eran estas olas.

Al igual que la tormenta inesperada, la vida puede cambiar muy deprisa. Cuando las olas chocan y los vientos soplan en todas direcciones, ¿dónde podemos encontrar a Dios? ¿Dónde está Dios cuando estamos atrapados en la tormenta?

Sara Hunt-Felke

Pregunta para reflexionar:

¿Cómo crees que se sintieron los discípulos cuando encontraron a Jesús dormido en la barca?

Ora

Dios del viento y de las olas, cuando me sienta abrumado y zarandeado, ayúdame a acordarme de clamar a ti. Ayúdame a recordar que debo respirar, alcanzar tu mano y flotar.

Amén.

Ve

Cuando la paz como un río acompaña mi camino;

cuando las penas ruedan como olas de mar;

Cualquiera que sea mi suerte, Tú me has enseñado a decir,

«Bien está, bien está mi alma».

Horatio G. Spafford, «Bien está mi alma»