Tiempo Ordinario
El amor nos mueve a entender que somos creados para vivir en relación con Dios, con los demás y con toda la creación.
José les dijo a sus hermanos: Yo soy José. ¿Vive mi padre todavía?
Ellos estaban tan asustados de estar delante de él, que no podían contestarle. Pero José les dijo: Por favor, acérquense a mí.
Cuando ellos se acercaron, él les dijo: Yo soy su hermano José, el que ustedes vendieron a Egipto; pero, por favor, no se aflijan ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido, pues Dios me mandó antes que a ustedes para salvar vidas. Ya van dos años de hambre en el país, y todavía durante cinco años más no se cosechará nada, aunque se siembre. Pero Dios me envió antes que a ustedes para hacer que les queden descendientes sobre la tierra, y para salvarles la vida de una manera extraordinaria. Así que fue Dios quien me mandó a este lugar, y no ustedes; él me ha puesto como consejero del faraón y amo de toda su casa, y como gobernador de todo Egipto.
Génesis 45:3-8
José, aunque traicionado por sus hermanos, no olvidó su origen ni su vocación divina. A pesar de su poder, su corazón seguía lleno de amor por su familia. Al acercarse a ellos, no solo perdonó, sino que buscó restaurar lo que se había roto. Este acercamiento es más que una acción física; es un acto de autodescubrimiento, reconociendo que nuestras raíces y vínculos familiares nos definen. José nos modela que el amor por nuestra familia tiene muchas temporadas por las cuales atravesar. Quizás hoy sientes que tu mamá o papá no te entienden, que tu hermano o hermana ya no es tu amigo, o tuviste alguna pelea con tu primo. El ejemplo profundo de José nos permite renovar nuestra mente para entender que el amor por la familia es una decisión diaria. Cuando nos acercamos a Dios, encontramos una vocación de servicio que trasciende lo personal y se extiende a nuestra comunidad y nación.
Samuel Estrella Molina
Pregunta para ponderar: ¿Cómo puedes acercarte a tu familia con un corazón lleno de perdón y amor restaurador?
Dios de amor, ayúdame a acercarme a los que me rodean con el corazón dispuesto al perdón, buscando siempre la reconciliación.
Sal al mundo con la conciencia de que eres un ser creado para amar, servir y vivir en conexión con todos.