Tiempo Ordinario
Cristo nos ama, y nos ha librado de nuestros pecados derramando su sangre, y ha hecho de nosotros un reino; nos ha hecho sacerdotes al servicio de Dios. (Extraído de Apocalipsis 1:5-6)
Oh Señor, los ríos braman y levantan grandes olas; pero tú, Señor, en las alturas, eres más poderoso que las olas y que el rugir de los mares. Oh Señor, tus mandatos son muy firmes. ¡La santidad es el adorno eterno de tu templo!
Salmo 93:3-5
Diariamente, debemos recibir cientos de notificaciones en nuestros teléfonos inteligentes. Vivimos nuestras vidas entre alertas que buscan llamar nuestra atención, sonidos o zumbidos constantes. Podríamos decir que, el acceso a la tecnología nos predispone a reaccionar y las redes sociales nos invitan a reaccionarlo todo. Vivir entre alertas nos puede mantener distraídos. Estamos siendo bombardeados por alertas estratégicas que nos pueden mantener entretenidos. Imaginas el efecto que hace todo lo que consumimos digitalmente sobre nuestra brújula espiritual. Nuestro crecimiento y madurez espiritual requieren permanecer enfocados en el llamado a la santidad por nuestro Creador. Dios, quien es tres veces Santo, te llama a consagrarte para permanecer alerta. La meta de la santidad en nuestras vidas es encontrarnos alineados a su llamado, voluntad y propósito, encontrando plena satisfacción en que Dios reine nuestras vidas. ¡Dios es único y no hay otro como Él! Su Espíritu nos guía en ese proceso de alinearnos con su santidad, pero debemos estar alerta para discernir su voz constantemente.
Wilfredo Mercado Reyes
Pregunta para reflexionar: ¿Qué te impide hoy estar alerta para discernir su voluntad?
Espíritu Santo, inquiétame y guíame. Háblame y muéstrame tu voluntad.
Anhelo ser obediente, respondiendo al llamado que me haces. ¡Amén!
Irradia su luz y comparte la verdad.
Vive dignamente y alcanza su plenitud.
No te conformes, responde a su llamado.
¡Eres hijo del Rey de reyes!