Tiempo Ordinario

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Cristo nos ama, y nos ha librado de nuestros pecados derramando su sangre, y ha hecho de nosotros un reino; nos ha hecho sacerdotes al servicio de Dios. (Extraído de Apocalipsis 1:5-6)

escucha

Juan saluda a las siete iglesias de la provincia de Asia. Reciban ustedes gracia y paz de parte del que es y era y ha de venir, y de parte de los siete espíritus que están delante de su trono, y también de parte de Jesucristo, testigo fiel, que fue el primero en resucitar y tiene autoridad sobre los reyes de la tierra. Cristo nos ama, y nos ha librado de nuestros pecados derramando su sangre, y ha hecho de nosotros un reino; nos ha hecho sacerdotes al servicio de su Dios y Padre. ¡Que la gloria y el poder sean suyos para siempre! Amén.

Apocalipsis 1:4-6

piensa

¿Te gusta practicar o sigues algún deporte? Acostumbro mantenerme al día con la Asociación de Baloncesto Nacional de Estados Unidos, particularmente, sus juegos eliminatorios. Llama mi atención cómo existen deportistas que no tienen la oportunidad de jugar en toda la temporada. No me refiero a los lesionados o lastimados, me refiero a aquellos que se encuentran totalmente saludables, pero no son considerados para jugar. Estos jugadores entrenan, se movilizan con el equipo, se presentan a los juegos con sus uniformes y tienen que permanecer en cancha aunque sepan que, seguramente, no serán parte de la acción. Esto no sucede en el Reino de Cristo, es Dios quien nos llama a servir por medio de roles activos. Su sacrificio no solo nos ha librado de pecados, sino que nos hace parte de un plan maestro y somos llamados a involucrarnos activamente. Diariamente, nuestro entrenador celestial diseña estrategias para que crezcamos y seamos instrumentos de bendición para otros. El Dios trino nos da autoridad, por medio de su poder, para servir de influencia activamente.

Wilfredo Mercado Reyes

Pregunta para reflexionar: ¿Responderás a su llamado?

Ora

Dios Creador, Hijo y Espíritu,
deseo discernir tu voluntad y responder a tu llamado. Límpiame y úsame para tu
gloria. ¡Amén!

Ve

Irradia su luz y comparte la verdad.
Vive dignamente y alcanza su plenitud.
No te conformes, responde a su llamado.
¡Eres hijo del Rey de reyes!