Journey to the Cross
Repite lo siguiente tres veces. Cuando hayas terminado, reflexiona sobre una cosa de la que puedas alegrarte hoy:
Inspira: «Este es el día que ha hecho el Señor».
Exhala: «Me alegraré y gozaré en ello».
Yo canto al Señor, que me da fuerzas. ¡Él es mi Salvador! En las casas de los hombres fieles hay alegres cantos victoriosos: «¡El poder del Señor alcanzó la victoria! ¡El poder del Señor es extraordinario! ¡El poder del Señor alcanzó la victoria!»
Salmo 118:14-16
Los sonidos de alegres cantos de liberación formaron parte, sin duda, de los cultos de pascua en todo el mundo. Cristo ha resucitado: ¡la mejor noticia jamás contada!
Este salmo, de principio a fin, es ilimitadamente alegre. Tanto si el escritor relataba la historia de una gran victoria en la batalla, como si describía un obstáculo más personal superado, la fuente y el motivo de la alegría están claros: Dios actuó, Dios fue y es victorioso.
La pascua, el domingo de celebración y la estación que le sigue, es una estación para alabar a Dios. Es una estación para recordarnos a nosotros mismos y a los demás la forma en que Dios ha actuado por nosotros, con nosotros y a través de nosotros. Es una estación para proclamar exuberante y repetidamente que el Señor, nuestro Señor, es victorioso. El aguijón de la muerte ha sido eliminado. El poder del pecado ha sido quebrantado. Que nuestras palabras y nuestras vidas proclamen esta victoria hoy y todos los días.
Jennifer Christenson
Pregunta para reflexionar: ¿Cómo vas a alabar a Dios en este tiempo de pascua?
Dios, te doy gracias por todas las formas en que has actuado en mi favor, desde las más pequeñas hasta las más grandes.
Hoy estoy especialmente agradecida por…
Lléname hoy de tu profunda alegría, para que mi vida refleje la buena nueva de tu victoria sobre el pecado y la muerte. Amén.
Este es el día que ha hecho el Señor. Escucha cómo alaba la creación de Dios. Luego añade tu voz al canto, alabando todo lo que Dios ha hecho.