Tiempo Ordinario
¡Pausa e imagina! “El Espíritu de Dios y la Palabra de Dios son el combustible de tu imaginación. La clave para la imaginación más fuerte y saludable es un tiempo de tranquilidad diario.” -Rick Warren
En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley. Y los que son de Cristo Jesús, ya han crucificado la naturaleza del hombre pecador junto con sus pasiones y malos deseos. Si ahora vivimos por el Espíritu, dejemos también que el Espíritu nos guíe.
Gálatas 5:22-25
Crecí en el campo y una de mis mejores memorias, trata de cuando trepaba el árbol de guayaba para asegurarme del término de maduración de esta fruta. ¡Me encanta comerlas! En especial, antes de que caigan al suelo. En esa aventura, mis amigos y yo, arriesgábamos nuestro bienestar, solo para disfrutar de, al menos, una jugosa guayaba. Me recostaba entre las ramas para disfrutarla, antes de que alguno de mis amigos la descubriera. El fruto del que nos habla Pablo en Gálatas es muy deseado y la botánica lo clasificaría como una “infrutescencia”, un fruto múltiple. El apóstol contrasta cómo una relación genuina con el Espíritu Santo permite que nuestra vida florezca y dé fruto. No se refiere a cualquier fruto, será uno que nutra nuestro carácter con la suma de virtudes que nos permita ser más como Jesús. Cada virtud requerirá nuestra entrega y, quizás, nos mueva de la zona cómoda. Pero, precisamente, será ahí donde crezcamos y demos fruto que glorifique a Dios. Ese anhelado fruto no solo transformará nuestra vida, sino que servirá de alimento espiritual para otros. Imagina cuántos podrían conocer el carácter de Dios al probar el fruto que Él está formando en ti.
Wilfredo Mercado Reyes
Pregunta para reflexionar: ¿Tu vida refleja el fruto del Espíritu?
¡Amado Dios! Inquiétame y sácame de la zona cómoda. Transfórmame. Deseo florecer y dar frutos en ti. ¡Amén!
Irradia su luz y comparte la verdad.
Vive dignamente y alcanza su plenitud.
No te conformes, responde a su llamado.
¡Dios te usará si solo dices sí!