escucha

El Señor afirma: «Llegará el día en que cumpliré las promesas de bendición que hice al pueblo de Israel y de Judá. Cuando llegue ese tiempo y ese día, haré que David tenga un descendiente legítimo, que establecerá la justicia y la rectitud en el país. En aquel tiempo Judá estará a salvo y Jerusalén vivirá segura. Éste es el nombre con que la llamarán: “El Señor es nuestra victoria.”

Jeremías 33:14-16

piensa

Recientemente, una amiga me preguntó: ¿Por qué molestarse en hacer el bien cuando de todos modos el mal triunfa? Una pregunta ciertamente difícil en un mundo tan complicado. La vida cristiana requiere una profunda dependencia y espera en Dios, creer que Dios cumplirá las promesas que hizo al mundo y a nosotros, sin importar cuán improbables parezcan. Sin embargo, la buena noticia radica en que Dios no sólo me ha dado una esperanza de la cual sujetarme, sino también un ejemplo que puedo implementar hoy. En la espera, Jesús nos pide que seamos fieles partícipes con Él para traer su shalom en un mundo de caos. Dios tiene la capacidad de entrelazar la buena voluntad y las acciones de un individuo con los demás de una manera que ni siquiera podemos comprender o ver. No debemos cansarnos de hacer obras de justicia, compasión, amor y misericordia, porque no sólo somos vasos de esperanza, sino
quienes esparsimos. Somos colaboradores con Dios para cumplir las promesas que hace y perfecciona.

Grace Martino-Suprice

Pregunta para reflexionar: Durante esta temporada de Adviento, ¿cómo puedes llevar esperanza intencionalmente a alguien que podría necesitarla?

Ora

Dios, te doy gracias por las promesas que le has hecho a tu pueblo. Estoy especialmente agradecido/a porque me has prometido… Ayúdame a ver hacia dónde te estás moviendo en este mundo y dónde puedo unirme para llevar tu amor y esperanza.
Amén.

Ve

Que el nacimiento, vida, resurrección y pronto regreso de Jesús me inspiren a regocijarme, obedecer, creer y tener esperanza.