Tiempo Ordinario
La alabanza, el propósito y la presencia son los elementos básicos para encontrar un hogar en Dios.
¿Por qué hay que alabar a Dios hoy?
¿Cuál es una forma de vivir el propósito de Dios para ti?
¿Dónde es más clara para ti la presencia de Dios?
Les estoy diciendo todo esto mientras estoy con ustedes; pero el Defensor, el Espíritu Santo que el Padre va a enviar en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho. Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo.
Juan 14:25-27
Los capítulos 14-17 del Evangelio de Juan se conocen como los «Discursos de despedida». Jesús está preparando a sus discípulos para vivir en los tiempos posteriores a la resurrección. Aquí les dice que, aunque les deje, no se quedarán solos, sino que tendrán al Espíritu Santo para recordarles lo que les enseñó. Este Espíritu les traerá la paz.
Sin embargo, la paz que trae el Espíritu no será un espíritu de tranquilidad y calma. La mayor paz que el Espíritu Santo puede traer en los días posteriores a la resurrección es la paz de saber que estás viviendo una vida conforme a las enseñanzas de Jesús. El Espíritu te empuja a recordar que Jesús, la mismísima palabra de Dios encarnada, no tolera ninguna injusticia, despiadada o indiferente. Nuestros corazones estarán menos turbados, y el miedo se disipará, si nos aferramos al amor de Dios en Cristo. Ésta es la paz que tenemos cuando estamos en casa en Dios.
Kirstin Swanson
Pregunta para reflexionar:
¿Qué perturba tu corazón en este momento, y cómo puede guiarte el Espíritu Santo a través de esa perturbación?
Dios de corazones tranquilos, tráeme la paz de tu Espíritu Santo, la confianza valiente en Jesús, tu palabra encarnada, para que pueda llevar la buena nueva de tu amor dondequiera que vaya, sabiendo que tú eres mi hogar. Amén.
Sea lo que sea lo que encuentres hoy, recuerda que tu hogar está siempre en Dios.