Tiempo Ordinario
Dios puede; Dios quiere; Dios lo hace.
Entonces Jesús se detuvo, y dijo: Llámenlo.
Llamaron al ciego, diciéndole: Ánimo, levántate; te está llamando.
El ciego arrojó su capa, y dando un salto se acercó a Jesús, que le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó: Maestro, quiero recobrar la vista.
Jesús le dijo: Puedes irte; por tu fe has sido sanado. En aquel mismo instante el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús por el camino.
Marcos 10:49-52
La llegada de Daniel al templo hizo que la iglesia pronunciara las palabras de Jesús: ¿Qué quieres que haga por ti? No necesitamos sus palabras para entender su dolor. Su misma presencia, su estado físico y mental decían: quiero sanar. De inmediato cada persona joven, adulta y anciana comenzaron a ayudarle; unos le alimentaban, otros le recibían en su casa para que se bañara y otros, para que se tomara su taza de café. Daniel adoraba con nosotros en la iglesia; poco a poco sus palabras comenzaban a salir de sus labios como forma de gratitud a toda su iglesia. Así nos enteramos de que años atrás había estado estudiando comunicaciones en una universidad de Estados Unidos y que le gustaban los dulces. Jesús le preguntó a Bartimeo: ¿Qué quieres que haga por ti? Él le respondió que quería recobrar la vista; es decir, obtener una nueva oportunidad, un nuevo camino, implicaba luz en medio de su oscuridad. Bartimeo no fue el mismo, ahora caminaba tras Jesús. Dios escucha y responde con poder.
Pastora Lilybeth Bosch
Pregunta para reflexionar: ¿Qué quieres que Dios haga por ti?
Dios, gracias por amarme y por escucharme. Hoy te pido que tu poder actúe en…
Amén.
Y ahora, gloria sea a Dios, que puede hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o pensamos, gracias a su poder que actúa en nosotros.
Efesios 3:20