Tiempo Ordinario

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Respira hondo y recuerda que Dios quiere que tu corazón esté lleno de alegría.

escucha

¡No estés triste, porque la alegría del Señor es tu fuerza!

Nehemías 8:10b

piensa

¿Qué te da fuerzas? Tal vez sea el ánimo de un amigo, una buena noche de sueño o una lista de reproducción que te anime. ¿Y si la verdadera fuerza proviene de algo más profundo?

Nehemías dijo a un grupo de personas que se sentían destrozadas y abrumadas que la alegría del Señor podía ser su fuerza. No su energía ni su confianza. La alegría de Dios. De ahí les vendría la fuerza. Suena al revés, pero tiene sentido: cuando recordamos lo mucho que Dios nos ama y lo fielmente que se muestra por nosotros, encontramos un poder que no sabíamos que teníamos.

Es como encontrar esa bebida energética sorpresa en el fondo del frigorífico cuando estamos empollando para un examen. Pero la alegría que viene de Dios es mejor que una bebida energética. La alegría de Dios nos ayuda a levantarnos cuando la vida nos derriba. Nos ayuda a sonreír a través de las lágrimas, a ser amables cuando estamos frustrados y a seguir adelante aunque tengamos ganas de rendirnos. Esta alegría no es superficial ni falsa. Es profunda y fuerte. Y es para ti.

Lauren Mills

Pregunta para reflexionar:

¿Cuándo has necesitado fuerzas, y cómo podría la alegría de Dios ayudarte a seguir adelante?

Ora

Dios, cuando me sienta cansado, triste o frustrado, ayúdame a recordar que tu alegría me da fuerza. Hoy necesito fuerza para…

Amén.

Ve

Que hoy camines en la profunda alegría de Jesús: una alegría que permanece contigo en todo momento y fluye del corazón de Dios al tuyo.