Journey to the Cross

pausa

Caminar con Dios cada día es el camino hacia la bendición.

escucha

Y al acercarse a la bajada del Monte de los Olivos, todos sus seguidores comenzaron a gritar de alegría y a alabar a Dios por todos los milagros que habían visto. Decían: ¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

Entonces algunos fariseos que había entre la gente le dijeron: Maestro, reprende a tus seguidores.

Pero Jesús les contestó: Les digo que si éstos se callan, las piedras gritarán.

Lucas 19:37-40

piensa

En nuestra escritura de hoy, cuando Jesús entra en la ciudad ¡hay un pandemónium! La multitud le da la bienvenida como Rey de Reyes y Señor de Señores. Es tan ruidoso que algunos de los líderes religiosos, los fariseos, piden a Jesús que haga callar a la multitud. Jesús, en cambio, regaña a los fariseos y les dice que si la gente no le alaba, gritarán las piedras.

Soy seguidora de Jesús y me encanta alabar su nombre. No quiero rocas que clamen por mí. Vengo de una cultura eclesiástica que adora en voz alta. Trabajo en una cultura eclesiástica que adora de forma más solemne. A veces me encuentro respondiendo a la palabra predicada, gritando en voz alta: «¡Amén!». No hay una forma correcta o incorrecta de adorar. Estoy seguro de que había algunos en aquel camino que descendía hacia el Monte de los Olivos que permanecían en silencio y agitaban las palmas mientras se regocijaban en el fondo de sus almas. No importa cuál sea tu estilo de adoración preferido, simplemente alaba al Señor, porque la venida del Señor es bendita.

Valerie Carter

Pregunta para reflexionar:

Piensa en esta idea de las «piedras que claman». ¿Cuándo has evitado alabar a Dios y has dejado que algo o alguien ofreciera alabanzas en tu lugar?

Ora

Por todo lo que has hecho Señor, te adoro. Desde el fondo de mi corazón hasta lo más profundo de mi alma, te adoro. Tú eres Rey de Reyes y Señor de Señores. Aquí te alabo, Dios de mi salvación ahora y por toda la eternidad. Amén.

Ve

Mientras avanzas, recuerda que tanto si estás en la cima del mundo como en un lugar bajo, sigue caminando con Dios. Paso a paso tu camino se despejará. Así que ve en paz, sabiendo que, afrontes lo que afrontes, ¡Dios está contigo!