Tiempo Ordinario

pausa

«No permitas que los caminos de este mundo te moldeen y te den forma. Al contrario, deja que El Creador te cambia de dentro a fuera, del mismo modo que una oruga se convierte en mariposa.«

Romanos 12:2a, Versión de las Primeras Naciones

escucha

Cuando aquellos hombres se separaban ya de Jesús, Pedro le dijo: Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Pero Pedro no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube se posó sobre ellos, y al verse dentro de la nube tuvieron miedo. Entonces de la nube salió una voz, que dijo: «Éste es mi Hijo, mi elegido: escúchenlo.» Cuando se escuchó esa voz, Jesús quedó solo. Pero ellos mantuvieron esto en secreto y en aquel tiempo a nadie dijeron nada de lo que habían visto.

Lucas 9:33-36

piensa

Cuando la gente ora, a menudo cierra los ojos. ¿Por qué? Lo más probable es que sea para limitar las distracciones a nuestro alrededor y poder centrarnos en escuchar a Dios. Cerrar los ojos es una forma de limitar las distracciones. Sentarse en silencio es otra.

Después de experimentar a Dios en la montaña, Pedro empieza a hablar. Sin embargo, el pasaje es claro al señalar que Pedro no sabía lo que decía. A veces hablamos porque es lo único que sabemos hacer. Cuando una nube cubre a Jesús y a sus discípulos, se quedan mudos. Es entonces cuando se encuentran con la presencia transformadora de la palabra de Dios.

A veces aprendemos más en la oración escuchando y no hablando. Jesús nos advierte sobre las oraciones prolijas, porque pueden impedir que escuchemos a Dios. En la quietud, Dios habla. Que dejemos espacio para escuchar.

Kyle Caudle

Pregunta para reflexionar:

¿De qué manera puedes limitar las distracciones para escuchar a Dios?

Ora

Dios, acalla mis ojos y mis labios para que pueda oír mejor tu voz. Una cosa que me distrae mucho es…

Ayúdame a escuchar a Jesús cuando me hable hoy. Amén.

Ve

Vayas donde vayas, Dios sigue estando presente.

Mires donde mires, la luz de Dios sigue brillando.

Dondequiera que escuches, Dios sigue hablando también allí,

Invitándote a cambiar desde dentro hacia fuera,

Demostrándote que estás hecho para brillar.