escucha

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.

2 Corintios 3:17-18

piensa

A veces pensamos que el encuentro con Dios es algo reservado a unos pocos elegidos especialmente iluminados. Un monje o una monja que reza varias veces al día. Un santo que cambió el mundo. O incluso el Hijo de Dios. Es fácil pensar que hay algunas personas «especiales» que están más en sintonía con la vida espiritual que la gente corriente como tú y yo.

Aunque la historia bíblica está llena de personajes excepcionales, la mayoría de las veces son personas normales dispuestas a dejar que Dios actúe en sus vidas. Un niño pequeño como Samuel oye la voz de Dios y responde. A una adolescente como María se le dice que dará a luz al hijo de Dios y proclama con valentía lo que Dios ha hecho. Este pasaje de 2 Corintios nos recuerda que cada uno de nosotros tiene acceso a Dios, y que estamos siendo transformados a imagen de Dios. Lo ordinario es extraordinario a los ojos de Dios.

Kyle Caudle

Pregunta para reflexionar:

Cuando te miras en el espejo, ¿de qué formas percibes la imagen de Dios?

Ora

Dios, me hiciste a tu imagen. Sigue haciendo brillar tu luz sobre mí para que pueda reflejar tu alegría y esperanza a los que me rodean. Amén.

Ve

Vayas donde vayas, Dios sigue estando presente.

Mires donde mires, la luz de Dios sigue brillando.

Dondequiera que escuches, Dios sigue hablando también allí,

Invitándote a cambiar desde dentro hacia fuera,

Demostrándote que estás hecho para brillar.