Tiempo Ordinario
Dios sueña con preparar banquetes, secar lágrimas, proporcionar una vida significativa y abundante, y hacer nuevas todas las cosas. Ése es el sueño que Dios nos invita a compartir, ¡un sueño que ya se está haciendo realidad!
Jesús volvió a sentirse profundamente turbado cuando llegó al sepulcro. Era una cueva, y una piedra cubría la entrada. Jesús dijo: «Quita la piedra».
Marta, la hermana del muerto, dijo: «¡Señor, el olor será horrible! Lleva muerto cuatro días».
Jesús replicó: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?». Entonces quitaron la piedra. Jesús levantó la vista y dijo : «Padre, gracias por escucharme. Sé que siempre me oyes. Lo digo para que la gente que está aquí crea que tú me has enviado». Dicho esto, Jesús gritó a gran voz: «¡Lázaro, sal!». Salió el muerto, con los pies atados y las manos atadas, y la cara cubierta con un paño. Jesús les dijo: «Desatadle y dejadle ir».
Juan 11:38-44
Me gusta recordar a los demás y que me recuerden que, como cristianos, somos gente de nuevos comienzos y de «volver a empezar». Creemos en el borrón y cuenta nueva y en las segundas oportunidades. Dicho de otro modo, en el fondo somos personas de «muerte y resurrección». Tendemos a pensar en la resurrección sobre todo de forma literal. La resurrección puede parecer más bien una reanimación, como el retorno de los procesos biológicos a un cuerpo que ha dejado de funcionar. ¿Y si también nos desafiáramos a imaginar la resurrección en términos de dar nueva vida a algo que ya no es lo que era: una relación tensa, un sueño dormido, una esperanza moribunda? Por muy importante que sea reflexionar sobre el milagro de Jesús de resucitar a Lázaro, ¿qué pasaría si también pensáramos en la nueva vida que Jesús trae a los que rodean a Lázaro: sus hermanas, su comunidad, la multitud? ¿Y si también viéramos la gloriosa obra de Jesús de traernos un nuevo comienzo o una segunda oportunidad, mientras aún estamos muy vivos?
Peter Hanson
Pregunta para ponderar:
¿Cuáles son algunas de las formas en que Dios podría estar dando nueva vida a cosas dormidas o moribundas en tu vida?
Gracias, Jesús, por la oportunidad de volver a empezar de vez en cuando. Ayúdame a gloriarme en el don de tu amor y tu misericordia en mi vida.
Amén.
Como amado de Dios, estás invitado a compartir el sueño de Dios para el futuro, lleno de felicidad y esperanza, justicia y alegría. ¡El sueño de Dios ya se está haciendo realidad!