Tiempo Ordinario

pausa

Haz una oración de respiración, repitiendo en silencio las siguientes frases del Salmo 46 con cada respiración profunda. (Repítelo todo el tiempo que quieras, pero intenta hacerlo al menos 4 ó 5 veces) Inspira:Estad quietos y conoced” Espira: “que yo soy Dios”.

escucha

Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: “Maestro, queremos que hagas por nosotros todo lo que te pidamos.”

“¿Qué quieres que haga por ti?”, preguntó.

Dijeron: “Permite que uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda cuando entres en tu gloria”.

Marcos 10:35-37

piensa

La conversación de nuestra escritura de hoy tiene lugar justo después de que Jesús haya predicho su muerte y resurrección. Jesús y los discípulos habían estado viajando por ahí enseñando y curando, y la gente en el poder no estaba contenta con ello. Ahora Jesús sigue hablando de marcharse de una forma muy dura, y con esa penuria por venir fresca en sus mentes, Santiago y Juan piden a Jesús puestos de honor junto a él. Imagino que Santiago y Juan estaban preocupados y tal vez incluso temerosos por lo que se avecinaba, así que entiendo que intentaran encontrar cierta estabilidad, o al menos una forma de permanecer con Jesús un poco más de tiempo. Aun así, es una petición atrevida, teniendo en cuenta todo lo que le esperaba a Jesús. Aunque Santiago y Juan no acaban consiguiendo esos asientos a la derecha y a la izquierda de Jesús, Jesús está presente con ellos, preguntándoles qué necesitan incluso mientras se prepara para su propia muerte. Les escucha, y es un poderoso recordatorio de que, pase lo que pase, podemos compartir nuestras necesidades y preguntas con Dios.

Allison Wehrung

Pregunta para reflexionar:

¿Qué cosas, personas o lugares te reconfortan más en los momentos difíciles?

Ora

Dios amoroso, gracias por encontrarte conmigo donde estoy. Dame la confianza para seguirte hacia lo que sea que venga después.

Amén.

Ve

Dios sea el amor que me busque y me guarde Dios sea la oración que mueva mi voz Dios sea la fuerza que ahora me sostenga Oh Cristo, rodéame Oh Cristo, rodéame.

Richard Bruxvoort Colligan, “Oh Cristo, rodéame”