Tiempo Ordinario
Respira.
Respira en el amor de Dios.
Descansa en el cuidado de Dios y deléitate en el amor de Dios.
Pero bendita la persona que confía en mí, que pone en mí su esperanza. Será como un árbol plantado a la orilla de un río, que extiende sus raíces hacia la corriente y no teme cuando llegan los calores, pues su follaje está siempre frondoso. En tiempo de sequía no se inquieta, y nunca deja de dar fruto.
Jeremías 17:7-8
A veces queremos ocuparnos de cuidar a los demás. Puede que estemos espiritualmente secos hasta los huesos, pero nos negamos a dedicar tiempo a cuidar de nuestro propio corazón. A menudo, lo que realmente necesitamos es beber del agua vivificante de Dios. Lo hacemos observando el sábado. Observar el sábado es estar en comunión con Dios, estar presente con Dios y amar a Dios. El sábado es deleitarse y descansar en Dios.
Al detenernos para amar a Dios y ser amados por Dios, seremos sostenidos como un árbol verde y en crecimiento mientras nos enfrentamos al mundo. Será como si las plantas recibieran el agua que necesitan en el momento justo: encontraremos refrigerio y crecimiento. En lugar de marchitarnos en el alma, seremos capaces de seguir adelante. Tendremos el amor que recibimos de Dios para sostenernos y para compartirlo con los demás.
Lee Ritchie
Pregunta para ponderar:
¿Cómo vas a dedicar hoy tiempo a estar en comunión con Dios?
Dios, que eres dador de vida, permíteme descansar hoy en tu amor. Amén.
Recuerda que Dios te creó, te ama y desea una relación contigo. Deja que la abundancia de esa relación te alimente y te ayude a amar a los demás. Amén.