Tiempo Ordinario
La alabanza, el propósito y la presencia son los elementos básicos para encontrar un hogar en Dios.
¿Por qué hay que alabar a Dios hoy?
¿Cuál es una forma de vivir el propósito de Dios para ti?
¿Dónde es más clara para ti la presencia de Dios?
El sábado salimos a las afueras de la ciudad, junto al río, donde pensamos que había un lugar de oración de los judíos. Nos sentamos y hablamos del evangelio a las mujeres que se habían reunido. Una de ellas se llamaba Lidia; era de la ciudad de Tiatira y vendía telas finas de púrpura. A esta mujer, que adoraba a Dios y que estaba escuchando, el Señor la movió a poner toda su atención en lo que Pablo decía. Fue bautizada, junto con toda su familia, y después nos rogó: Si ustedes juzgan que de veras soy creyente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa. Y nos obligó a quedarnos.
Hechos 16:13-15
Mientras viajan por Macedonia, Pablo y sus compañeros buscan personas con las que rezar. Se dirigen al río (tal vez buscan un lugar donde se celebren bautismos). Allí conocen a una mujer llamada Lidia, que se convierte en creyente en Cristo, se bautiza e invita a los misioneros a su casa. Leemos que Dios abrió su corazón para que escuchara con atención lo que Pablo le decía. Dios también abrió su corazón para acoger a Pablo y a sus compañeros en su casa y quedarse todo el tiempo que necesitaran. Ésta se convierte en su base de operaciones.
El espíritu generoso de Lidia en su apoyo a los misioneros les permite tener un lugar donde descansar y reponer fuerzas mientras siguen predicando en la región. Este tipo de hospitalidad es un don de Dios, sobre todo para las personas recién llegadas a una comunidad. La labor de Pablo se ve facilitada por tales actos. Puede que no podamos invitar a la gente a quedarse en nuestras casas, pero podemos ofrecer hospitalidad en la forma en que tratamos a la gente cada día.
Kirstin Swanson
Pregunta para reflexionar:
¿De qué manera la hospitalidad nos recuerda nuestro hogar en Dios?
Dios de corazones abiertos y puertas abiertas, que cuando me encuentre con personas necesitadas de hospitalidad y descanso, me inspire en las acciones de Lidia y proporcione un lugar en la mesa a todos los que lo busquen. Amén.
Sea lo que sea lo que encuentres hoy, recuerda que tu hogar está siempre en Dios.