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pausa

En nuevos comienzos y nuevos caminos,

Dios está presente.

Presente en tus alegrías.

Presente en tu llanto.

Da siete pasos al frente y piensa en lo que Dios haría y diría en este momento de tu vida.

La soledad y el estrés pueden inundar tu alma,

pero Dios enjugará tus lágrimas.

escucha

Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes.

Lucas 6:31

piensa

Este versículo es conocido por muchas personas como la “regla de oro”. Curiosamente, en muchas religiones del mundo, podemos encontrar valores similares. En el judaísmo se dice que lo que te es odioso, no se lo hagas a tu prójimo. En la religión musulmana se dice que una persona no es creyente hasta que desee para otra persona lo que desea para sí mismo. El budismo dice que no debemos dañar a otra persona de maneras que creemos que nos podrían dañar a nosotros. Y el cristianismo dice: “Haz a los demás lo que quisieras que te hicieran a ti”.

Esto ciertamente enfatiza la importancia de la empatía y el respeto mutuo en nuestras relaciones y nos exhorta a tratar a las demás personas como nos gustaría ser tratados. Pero, al escuchar este versículo en conexión con los anteriores, nos damos cuenta de que hay más que eso. No es solo que tratemos a las personas como nos gustaría ser tratados. Es que busquemos el bienestar de todos, sin importar cómo nos traten. La medida no es nuestro trato. La medida es el trato de Dios.

Rev. Marissa Galván Del Valle

Pregunta para reflexión: ¿Cómo puedo demostrar la misma compasión y amor que Dios me ha mostrado a mí, en mis relaciones con las demás personas, especialmente con aquellas que me tratan de una manera que no me guste?

Ora

Dios de gracia, me amas de maneras que se me hace difícil entender. Me amas más allá de lo que hago o lo que digo. Me aceptas sin condición y tu perdón para mí siempre está disponible. Ayúdame a ser como tú. En el nombre de Jesús, quien fue como tú. Amén. 

Ve

Regresa siempre a tu punto de origen: Dios. Inhala contando hasta cuatro. Mantén ese aire dentro de tu ser por cuatro segundos. Exhala contando hasta cuatro. Cada vez que respires, recuerda que Dios está en cada aliento. Dios está en cada salida y entrada.