Back to School
En nuevos comienzos y nuevos caminos,
Dios está presente.
Presente en tus alegrías.
Presente en tu llanto.
Da siete pasos al frente y piensa en lo que Dios haría y diría en este momento de tu vida.
La soledad y el estrés pueden inundar tu alma,
pero Dios enjugará tus lágrimas.
Jesús se fue de allí y vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo: —Sígueme. Entonces Mateo se levantó y lo siguió. Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también a la mesa junto con Jesús y sus discípulos.
Mateo 9:9-10
¿Te ha pasado alguna vez? Están eligiendo personas para participar en un juego, y eres la última persona que eligen. ¡Se siente horrible! Sientes que tu confianza y valentía se desvanecen lentamente. Cuando empiezas a jugar, no puedes dejar de pensar en cómo los equipos no te querían hasta que no tuvieron otra opción. Me imagino que quizás Mateo pensó lo mismo cuando sintió las miradas de los otros discípulos mientras Jesús se acercaba y lo llamaba a seguirlo.
En el mundo al revés de Jesús, él elige a personas que nos sorprenden. A Jesús no le importa si una persona tiene mala reputación, si es talentosa o no, si puede jugar o no. Jesús ve más allá de las etiquetas o designaciones que las familias o grupos les ponen en la escuela. Jesús ve a alguien digno de amar, perdonar y apoyar. Jesús nos ve, nos entiende y nos llama. ¡Que Dios nos permita entender el llamado de Jesús, un llamado que no se basa en nuestra capacidad, para que podamos seguirlo de inmediato como lo hizo Mateo!
Rev. Marissa Galván Del Valle
Pregunta para reflexión: ¿En qué áreas de mi vida puedo dejar atrás mis inseguridades y responder al llamado de Jesús, confiando en que Él me capacitará para seguirle?
Dios, te doy gracias por Jesús, quien ve mi corazón de maneras incondicionales. Él llamo a un grupo inesperado de discípulos y discípulas: pescadores, mujeres rechazadas, cobradores de impuestos. A todas estas personas las llamó Jesús, dándoles la tarea de seguirle. Ayúdame oh Dios, a seguir a Jesús, quien me escogió y siempre me escogerá para estar en su equipo. Amén.
Regresa siempre a tu punto de origen: Dios. Inhala contando hasta cuatro. Mantén ese aire dentro de tu ser por cuatro segundos. Exhala contando hasta cuatro. Cada vez que respires, recuerda que Dios está en cada aliento. Dios está en cada salida y entrada.