escucha

Al ver esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: —¿Cómo es que su maestro come con cobradores de impuestos y pecadores? Jesús lo oyó y les dijo: —Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan el significado de estas palabras: “Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios.” Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

Mateo 9:11-13

piensa

Ayer vimos a Jesús comiendo con Mateo, otros recaudadores de impuestos y personas que el evangelio de Mateo llama “pecadores”. Hoy observamos la reacción de algunos fariseos ante la decisión de Jesús de comer con estas personas. Tal vez los discípulos no supieran cómo responder a los fariseos, porque ellos mismos no entendían por qué Jesús estaba comiendo con personas de mala reputación, rechazadas por las autoridades religiosas de su tiempo.

Para Jesús, el camino y la voluntad de Dios son diferentes de lo que estas autoridades e incluso sus propios discípulos entienden. Las personas que se desvían son aquellas que no comprenden la agenda de salvación de Dios. La agenda de Dios trata sobre el perdón, la reconciliación y la restauración. Cualquier cosa que se desvíe de esa agenda se ha apartado del camino. Debemos tener cuidado de no emitir juicios y sentencias, de no rechazar a aquellos a quienes Dios ha reconocido y abrazado. Es tarea de Dios juzgar. Nos corresponde a ti y a mí sentarnos con personas que se sienten solas, rechazadas, abusadas y heridas y ayudarlas a sentir el amor de Dios.

Rev. Marissa Galván Del Valle

Preguntas para reflexión: ¿De qué maneras puedo mostrar amor y aceptación a las personas que son rechadas por la sociedad, siguiendo el ejemplo de Jesús?

Ora

Jesús es amor y vida,

Jesús es salvación y redención.

Ayúdame oh Dios a no juzgar a otras personas,

sino a buscar maneras de amarlas,

como tú me has amado, salvado y redimido a mí. Amén.

Ve

Regresa siempre a tu punto de origen: Dios. Inhala contando hasta cuatro. Mantén ese aire dentro de tu ser por cuatro segundos. Exhala contando hasta cuatro. Cada vez que respires, recuerda que Dios está en cada aliento. Dios está en cada salida y entrada.