Tiempo Ordinario
Cierra los ojos, respira profundo. Prepara tu mente y tu corazón para lo que Dios te quiere dar hoy.
Si alguno de ustedes está afligido, que ore. Si alguno está contento, que cante alabanzas. Si alguno está enfermo, que llame a los ancianos de la iglesia, para que oren por él y en el nombre del Señor lo unjan con aceite. Y cuando oren con fe, el enfermo sanará, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados.
Santiago 5:13-15
La oración es una disciplina que en ocaciones los cristianos hacemos porque se espera que lo hagamos en automático. En muchas ocaciones no pensamos en el poder que tiene la oración y lo subestimamos. Pensamos que Dios nos envía a hacer grandes obras; que las grandes obras son la única forma en que podemos hacer el trabajo al que Dios nos envía. Dios nos dice en el texto el poder que tiene la oración. La oración puede ser lo que a una persona haga sentir mejor, pues puede ser el recordatorio que la persona necesita para afirmar que Dios está presente.
Dios quiere que oremos unos por los otros, pues a través de la oración, el poder de Dios se manifiesta en nuestras vidas y en las vidas de quienes oramos. Dios nos llama a acompañar a quienes más lo necesitan con la oración. Ora por aquellos que están en necesidad, sigue hacienda el trabajo al que Dios te llama.
Rev. William Muñiz
Pregunta para reflexión: ¿Por qué crees que en muchas ocaciones subestimamos la oración y el poder que tiene?
Dios ayúdame a siempre hablar contigo y tener sinceridad. Guíame para que mí oración no sea egoísta sino que pueda orar también por las demás personas. Dame el valor y la oportunidad de orar por otras personas para que también sepan que tu le escuchas y contestas. Amén.
El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Que los ojos de su favor sean puestos en ti y hagas el trabajo que Dios ha puesto en ti.