Journey to the Cross
Si lo puedes soñar, lo puedes crear con la ayuda de Dios. “Por el poder de Dios que obra en nosotros, Él puede hacer mucho más de lo que jamás podríamos pedir o imaginar.” Efesios 3:20
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos pareció que estábamos soñando. Entonces nuestra boca y nuestros labios se llenaron de risas y gritos de alegría; entonces los paganos decían: «¡El Señor ha hecho grandes cosas por ellos!» Sí, el Señor había hecho grandes cosas por nosotros, y estábamos alegres.
Salmo 126:1-3
A través de este salmo, se nos recuerda que el dolor y el sufrimiento no son el fin de nuestra historia. Dios tiene el poder de transformar cualquier situación, incluso las más difíciles. Si nos mantenemos fieles durante los momentos de pruebas, experimentaremos la gloria de Dios que produce una alegría tan profunda y sorprendente que parecería irreal; casi como si estuviéramos soñando. Este pasaje nos invita a confiar en que, sin importar lo que enfrentemos en la vida, Dios tiene el poder de restaurar nuestras circunstancias y nuestro corazón. A veces, el sufrimiento puede nublar nuestra visión, pero Dios puede traer vida nueva incluso en medio de las dificultades. Cuando el poder de Dios se manifiesta, el gozo es evidente y debe ser compartido con el mundo como un testimonio de Su poder. El salmo es un recordatorio de que Dios es fiel y su plan de restauración es siempre mayor que nuestras circunstancias actuales.
¡Da testimonio del poder de Dios al mundo!
Estela López
Pregunta para reflexionar: ¿Cuáles son esas maravillas que Dios ha hecho en tu vida?
Señor Jesús, ayúdame a compartir con el mundo las maravillas que has hecho en mi vida. Que este gozo que proviene de ti sea un testimonio vivo de tu fidelidad, gracia y bondad. Dame valentía para hablar de Tus grandezas y sabiduría para saber cómo hacerlo de manera que otros puedan ver tu gloria. Amén.
Recuerda que Dios te ha creado para vivir una plena y abundante. No permitas que las dificultades de esta vida te roben la alegría y la esperanza. Mantén tu mirada fija en Jesús y sus fieles promesas.