Tiempo Ordinario
En este momento, respira lenta y profundamente.
Respira el amor de Dios.
Exhala la paz de Cristo.
Inténtalo de nuevo.
Estás entrando en un momento de calma y de paz centrante.
Al atardecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago. Subieron a una barca y cruzaban el lago hacia Cafarnaún. Ya estaba oscureciendo y Jesús aún no había acudido a ellos. El agua se estaba agitando porque soplaba un fuerte viento. Cuando el viento les había alejado unas tres o cuatro millas, vieron a Jesús caminando sobre el agua. Se acercaba a la barca y tenían miedo. Les dijo: «Yo Soy. No tengáis miedo». Entonces quisieron subirle a la barca, y justo en ese momento la barca llegó a la tierra a la que se habían dirigido.
Juan 6:16-21
Cuando tengo miedo o ansiedad, lo último que necesito oír es que alguien me diga: «Oye, no tengas miedo ni ansiedad». Prefiero no oír nada. Sin embargo, tal vez pensaría de otro modo si imaginara a Jesús diciendo esas palabras.
Cuando imagino a Jesús pronunciando esas palabras, siento a Dios comunicando consuelo y poder. Mi confianza en la voz santa se fortalece, y el miedo deja de ser central. Dios diciéndome que no tema es Dios diciendo en la lengua vernácula de hoy: «Eh, soy yo. Ya estoy aquí. Te tengo«.
Cuando oigo «Te tengo», puedo respirar más despacio. Las nubes de preocupación parecen disiparse y empiezo a sentirme mejor. Cuando oigo a una persona de confianza decirme «Te tengo», sé que no estoy sola, que me cuidan y que todo irá bien. Quizá sea eso lo que Jesús quiere decir a sus discípulos: «No tengáis miedo». El poder del miedo pierde su fuerza cuando el Dios del amor dice: «Te tengo». Así que, incluso cuando tengamos miedo o ansiedad, que nos centremos en Aquél que nos tiene.
Aram Feinberg
Pregunta para reflexionar: ¿Puedes pensar en algún momento en el que tu lealtad haya marcado una diferencia en la vida de alguien, en el que hayas estado ahí para decir y/o demostrar: «Te tengo»?
Dios, confieso que el miedo y la ansiedad me abruman a veces, y a veces no sé qué hacer. Gracias por ser un Dios cuyo amor es profundo y amplio, firme a través de los siglos. Ayúdame a apoyarme en tu santo amor cuando haya miedo, preocupación y duda.
Amén.
Que el Dios del amor te bendiga y te guarde.
Que Jesús el Cristo te sonría y tenga piedad de ti.
Y que el Espíritu de la verdad te guíe por el camino de la sabiduría y de la paz.
Y el pueblo de Dios dice: Amén.