escucha

Luego les dijo: Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos.

Entonces hizo que entendieran las Escrituras, y les dijo: Está escrito que el Mesías tenía que morir, y resucitar al tercer día, y que en su nombre se anunciará a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Comenzando desde Jerusalén, ustedes deben dar testimonio de estas cosas. Y yo enviaré sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Pero ustedes quédense aquí, en la ciudad de Jerusalén, hasta que reciban el poder que viene del cielo.

Luego Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta Betania, y alzando las manos los bendijo. Y mientras los bendecía, se apartó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de adorarlo, volvieron a Jerusalén muy contentos. Y estaban siempre en el templo, alabando a Dios.

Lucas 24:44-53 

piensa

¿Cuánto tiempo dedicas a contar a otros lo que el Señor ha hecho en tu vida? En este tiempo que vivimos es necesario que otros sepan sobre el poder de Dios que se manifiesta en los corazones que le reciben. No podemos hacer silencio sobre la obra de Dios en nuestras vidas, hacerlo les quita a otros la oportunidad de recibir el perdón y salvación que Cristo ofrece. Si el Señor te ha escogido para ser testigo de todo lo que Él hace por y en ti, estás llamado a proclamarlo. El Señor te ha equipado para cumplir la tarea, abre tus labios y comienza a testificar la obra de Dios en ti para que otros crean. Tus experiencias, tus luchas y tus victorias pueden ser luz en medio de la oscuridad de alguien más. Cada historia es un testimonio de todas las posibilidades que Dios nos ofrece.

Jocelyn Rodríguez Vázquez

Pregunta para reflexión: ¿Estás dispuesto a ser un instrumento de testimonio en el lugar donde estás hoy?

Ora

Señor, reconozco que me has capacitado para seguir proclamando tu palabra, ayúdame a no tener temor de compartir lo que tu me das. Me has permitido ser testigo de tu obrar en mi vida y deseas que otros también puedan experimentarlo. Úsame Señor, estoy en tus manos. Amén. 

Ve

Atrévete a testificar las grandes cosas que Dios ha hecho en ti. Cada día es una nueva oportunidad para ver la gloria de Dios manifestada en cada detalle de tu vida. ¡Eres una obra perfecta en sus manos!