Tiempo Ordinario
Tómate un momento e imagina los espacios de tu comunidad que necesitan el poder de la justicia y el amor. ¿Qué aspecto tienen esos espacios? ¿Quién está presente en esos espacios? ¿Qué puedes hacer para crear un espacio en el que actuar?
Cambiaste mi luto en danza. Me quitaste la ropa fúnebre y me vestiste de alegría para que todo mi ser pueda cantarte alabanzas sin cesar. Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente.
Salmo 30:11-12
Casi siempre puedo contar con un conjunto divertido para alegrarme el día. Realmente hay algo sagrado para mí en un par de pendientes divertidos.
Digo casi porque a veces, en lugar de alegría, siento que todo mi ser está agobiado y que ningún objeto material puede arreglar cómo me siento. En esos días, necesito más ayuda que un cambio de ropa. La bondad de Dios en nuestro salmo de hoy y en nuestras vidas es que es Dios quien nos viste de alegría en medio de los días difíciles. Para el salmista, es esta ayuda la que permite que todo su ser cante alabanzas.
A menudo, necesitamos que alguien sea la presencia de Dios en nuestras vidas para ayudarnos a pasar del luto a la danza. A veces la ayuda llega animándonos a cambiarnos de ropa y a bailar, y a veces consiste en dar el valiente paso de pedir ayuda a alguien. Sea cual sea el paso que des para buscar la curación y la alegría, Dios está a tu lado.
Taylor Long
Pregunta para ponderar:
¿Cómo sería para ti aceptar la ayuda de los demás?
Dios, ayúdame a aceptar la ayuda de los demás mientras mantengo mis emociones en equilibrio, dejando espacio para el duelo y la danza. Dios, todo mi ser te refleja y te canta alabanzas. Gracias por vestirme de alegría. Amén.
Ve sabiendo que el Espíritu Santo ha creado un espacio para que realices el trabajo sagrado de llevar la justicia y el amor a la tierra tal como es en el cielo.